Educamos con el lenguaje de la mente, el de las manos y el del corazón
En el Colegio CEU San Pablo Montepríncipe educamos a nuestro alumnado con una visión humanista y cristiana para que sean capaces de transformar la sociedad y crear un mundo mejor. Para ello es fundamental el hacer, el buen hacer, empleando por igual el lenguaje de la mente, el de las manos y el del corazón.
- El lenguaje de la mente: Conjunto de conocimientos que nos brinda el aprendizaje, tanto académico como el de la propia vida a través de la experiencia.
- El lenguaje del corazón: Los valores que se adquieren en el aula y en la familia y que generan el principio y el deseo de actuar.
- El lenguaje de las manos: Las propias acciones y aptitudes que serán la materialización de todo lo anterior: la transformación positiva de la sociedad.
Aprendizaje experiencial
En nuestras aulas el aprendizaje es activo y participativo. Los alumnos son los verdaderos protagonistas, proponen y toman decisiones. Así, construimos entre todos un aprendizaje experiencial, que se basa en la investigación, la indagación, el pensamiento crítico, el trabajo por proyectos y la resolución de problemas.
La clave es aplicar de forma práctica los contenidos de la materia, reforzando las actividades y acompañando al alumno en todo el ciclo de aprendizaje. En este ciclo se debaten ideas en el aula, a lo que sigue el trabajo de los estudiantes creando contenidos relacionados y, en muchas ocasiones, en formato digital. Así desarrollan la competencia digital, fundamental tanto en la actualidad como en su futuro académico y profesional. En todo este entorno, el aprendizaje se consigue a lo largo de todo el proceso, no solo cuando se obtiene el “producto” final del proyecto.
Con estos planteamientos se fomenta el pensamiento crítico y creativo y se motiva al alumnado. También se le empodera para que crea y construya de forma cooperativa el conocimiento.
Interacción y compromiso del alumno
Los alumnos pasan de la escucha pasiva a la participación activa en los debates, proyectos, ejercicios en clase y demás actividades. Así consiguen mayor motivación, lo que les anima a involucrarse en lo que ocurre en el aula. Además, emplean pensamiento de orden superior y aprenden de una forma muy enriquecedora al recibir feedback inmediato tanto del profesor como de sus propios compañeros.
Los profesores diseñan y planifican el proceso de aprendizaje, guían y monitorizan el trabajo e intervienen cuando es necesario. Su tarea es la de animar a los estudiantes a que participen, interactúen y se comprometan con las actividades.