El valor de humanizar
Antonio Piñas Mesa, profesor de Filosofía de la Universidad CEU San Pablo, explica en un artículo en el diario ABC la necesidad de «seguir apostando por el ‘valor de los valores’ pues de ello dependerá una sociedad en las que el cuidado del otro sea un cuidado humanizado, es decir, a la altura del ser humano y su valor».
La larga marcha del hombre a lo largo de la historia bien podría ser descrita como un periplo en el que hemos ido aprendiendo el arte de humanizar nuestras relaciones personales y nuestro entorno. Eso sí, hemos tenido y tenemos capítulos en los que la barbarie ha oscurecido este esperanzador proyecto de humanización.
En la actualidad tenemos algunas luces que nos hacen seguir creyendo en la voluntad del hombre por seguir construyendo una cultura de la humanización que alienta también una mejora de las prácticas del cuidado, sobre todo a los más vulnerables.
El humanismo, paradigma que parte del valor de lo humano y que se traduce en una práctica de vida consecuente con esa creencia en que el ser humano tiene un valor singular, es el pilar fundamental de la humanización. Este humanismo tiene que ser alimentado para que sea fuerte ante los vendavales de los antihumanismos y transhumanismos que nos azotan, con el potencial de los saberes humanísticos.
Las humanidades, discretas disciplinas de los currículos académicos, cuando son bien aplicadas en los planes de estudio, favorecen el desarrollo en el alumnado de una puesta en valor de lo humano y sus creaciones. La educación en humanidades permite ayudar a reconocer valores éticos, estéticos, religiosos, vitales, etc. y, además, favorece la incorporación de esos valores a la propia vida convirtiéndose en virtudes que transforman el mundo personal y los entornos en los que hacemos la vida.
El problema es que, de las humanidades y del humanismo nos acordamos, como de Santa Bárbara, cuando truena… El valor de educar añade riqueza y, además, nos previene de los escenarios de deshumanización que tanta desolación generan. Cuando los valores son ignorados se daña a personas; en ese momento reclamamos ética para rehumanizar el trato a los pacientes, a los clientes de las oficinas bancarias que no saben usar las nuevas tecnologías y, por ello, sufren un mal trato, etc.