Homeschooling, estamos más cerca que nunca
Durante las últimas semanas, estamos viviendo en un nuevo entorno educativo en el que profesores y alumnos siguen conectados, aprendiendo y realizando sus tareas y horas de estudio cada día. Una manera de dar clase que nos ha permitido descubrir beneficios y aprender algunas lecciones sobre la teleenseñanza. Nos habla de ellas, Marta Luz Llorente, profesora de Alemán del Colegio.
Partiendo de la base de que las clases presenciales son insustituibles, desde el punto de vista tanto humano como pragmático y académico, la tecnología nos ha brindado una oportunidad única para descubrirnos, ha significado no tanto el artífice, pero sí el canal para crear momentos que han ganado el calificativo de ser espectaculares.
El contacto tanto visual y como físico constituye para el docente el método inmediato que te ayuda a detectar si el mensaje ha llegado de forma correcta, y el lenguaje no verbal, aunque también entiende idiomas, es universal y te dejar percibir en un instante todo aquello para lo que las palabras constituyen un obstáculo y una barrera.
Las vivencias que hemos experimentado en este último mes para todos, han sido cuanto menos extraordinarias, por lo novedosas de las mismas. Mientras el drama llegaba de forma inesperada a nuestras vidas, y nos tocaba vivir algo con lo que no contábamos, buscábamos un refugio en el que poder encontrar normalidad y sentir que la sensación de cotidianidad nos envolvía y protegía de todo aquello que transcurría a nuestro alrededor.
El sentimiento de confortabilidad, de seguridad, de tener el control de lo que sucedía en nuestro entorno más inmediato, aunque fuera una ínfima parte, llega a través de esto que «a priori» suena tan frío como es la tecnología, que nos tiende un puente hacia todo lo conocido, que nos devuelve a nuestro día a día y nos permite afrontar con valentía todo aquello que como ya he dicho no esperábamos vivir. Esto es lo que han supuesto las clases en remoto para ambas partes, un refugio, que figura como el denominador común tanto para alumnos como para profesores.
El contacto con los alumnos, me ha aportado como profesor esa sensación de cotidianidad y de rutina que en ocasiones tanto infravaloramos y que se ha convertido en necesaria, el vínculo establecido con el alumno se ha transformado, creando una complicidad entre ambos ante un enemigo común y con una forma de luchar conjunta, porque no sólo nos ha ayudado a los docentes, a buscar la tranquilidad sino también nos ha concedido el honor de sentirnos útiles en una situación en la que no se puede estar en primera línea, y sin embargo nos ha hecho constar como parte integrante del sistema que trabaja activamente para superar este trance con nuestra aportación, dicho desde la más sincera humildad.
Lo que en principio fue concebido para rellenar un hueco que se había generado, se ha convertido en algo imprescindible, y queda lejos la primera utilidad que se le dio, relacionada más con un pasatiempo, que no iba a permitir avanzar en diferentes materias. Esta metodología ha superado las expectativas que se pusieron en ella.
En definitiva, ha supuesto una lucha para todos por conseguir un reto y, aunque con un gran esfuerzo, las señales de agradecimiento que nos llegan día a día desde el otro lado de las pantallas nos reconfortan y han formado el principal pilar impidiendo que en algún momento nos ganaran la batalla los inconvenientes que surgían. Yo, y supongo que mis compañeros, han sentido que de alguna manera teníamos que estar ahí para no fallarles, a ellos, a los alumnos.
Ellos, los alumnos, se conectan cada mañana en busca de consuelo, el mismo consuelo que ellos aportan. Los alumnos se merecen una ovación especial ya que no han dejado de sorprendernos, estando siempre a la altura, concediéndonos una lección de valentía, que era lo que tocaba, adaptándose a cada una de las medidas tomadas, por gobierno e instituciones, y lejos de poner trabas han allanado el camino haciéndolo todo mucho más fácil. ¡Gracias!
La opinión de nuestro profesor Sergio Remiro
Profesor de Inglés, tutor de Sexto y coordinador de Bilingüismo en Infantil y Primaria, Sergio Remiro nos indica algunos beneficios que está reportando el trabajo desde casa:
- Esta experiencia está sirviendo para que los alumnos adquieran más competencia digital: mayor manejo de las herramientas básicas de Office (Word, Excel, Power Point), mayor rapidez a la hora de escribir….
- Los estudiantes se están concienciando de la utilidad cultural de las nuevas tecnologías. Éstas no sirven solamente para jugar a videojuegos y usar las redes sociales, sino que aportan un sinfín de recursos para el aprendizaje y la adquisición del conocimiento, muchos de los cuales están descubriendo debido a esta situación. Por otro lado, nuestros niños y adolescentes están concienciándose de la necesidad del respeto y el compañerismo en el uso de las herramientas docentes online. Cuando llevamos ya un mes enseñando de esta forma, no nos podemos quejar del comportamiento que están observando en general ni de la cooperación que están realizando entre ellos para solventar dudas y problemas técnicos.
- Desde el punto de vista de la relación alumno/profesor, se está evidenciando que la clase presencial será siempre insustituible por las nuevas tecnologías, por muy avanzadas, fiables e interactivas que sean ahora y puedan serlo aún más en el futuro. En la clase online se puede ganar en tiempo y flexibilidad (lo que no se ve ahora, se puede ver luego) pero se pierde gran parte de la comunicación no verbal, el feedback que recibe el profesor (que atiende constantemente a las emociones mostradas por sus alumnos), el calor humano, el contacto real entre compañeros… No obstante, los docentes estamos haciendo lo posible por contrarrestar estas desventajas.