La batalla de Brunete, bajo la mirada de los alumnos de Bachillerato

Los alumnos de Bachillerato Internacional han recorrido los sitios emblemáticos de la batalla de Brunete con el historiador Ricardo Castellano Ruiz de la Torre. Estas son sus impresiones:
«Como alumnos IB, nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad histórica nos despierta un deseo por descubrir el conocimiento de forma personal. Por ello, y al estar estudiando la Guerra Civil Española, un evento que marcó la historia de nuestro país pero cuya memoria está repleta de falacias y desconocimiento, no podíamos dejar pasar la oportunidad de ahondar en este acontecimiento histórico.
A día de hoy, la Guerra Civil Española sigue siendo un tema candente y de actualidad política. Sin embargo, el uso propagandístico de este conflicto bélico sirve más a un objetivo político que a la defensa de unos ideales. Por lo tanto, es necesario tener unos conocimientos previos y certeros sobre este acontecimiento para que la algarabía política no nos confunda y para que no desemboque en la división entre españoles. Porque a fin de cuentas, la GCE fue una guerra cainita. En palabras del filósofo Miguel de Unamuno, durante la guerra el pueblo español se entregó “al suicidio”. Por ello, nuestro objetivo debe ser, lejos de volver a esos años de enfrentamiento entre vecinos e incluso familiares, la lucha por una España unida, a pesar de las diferentes perspectivas, formas de vida e ideologías que dentro de ella conviven.
Volviendo al tema central que nos ocupa, todo comenzó cuando nuestra profesora de Historia, Mabel, nos propuso una actividad, frente a la que todos nos mostramos impacientes. Ella contactó con un historiador militar, experto en los vestigios que la GCE produjo en la Comunidad de Madrid, Ricardo Castellano Ruiz de la Torre. Junto a él, recorrimos la zona oeste de la comunidad, testigo directo de la Batalla de Brunete.
Sin duda, una de las zonas en las que la guerra causó más estragos fue Madrid. La ciudad y sus alrededores quedaron devastados debido al asedio que el bando sublevado impuso sobre la capital durante el total de la guerra. Además, dentro de la ciudad se sucedían arrestos y fusilamientos arbitrarios por parte del bando republicano. Con respecto a los intentos de los sublevados por tomar la ciudad, uno de ellos fue el responsable de una de las batallas más sanguinarias de la guerra, la Batalla de Brunete. Desarrollada en julio de 1937, la batalla se saldó sin un resultado beneficioso para ningún bando, aunque los frentepopulistas consiguieron tomar un par de localidades. Sin embargo, sufrieron unas bajas de unos 25.000 hombres entre muertos y heridos, de acuerdo con el historiador Antony Beevor, en comparación con las 17.000 bajas del bando sublevado.
Por suerte para nosotros, los restos de la batalla aún son visibles, y fue logísticamente viable visitarlos, así que nos dispusimos a ello. Una soleada mañana de diciembre, las clases de Historia de 1º y 2º de IB, acompañados por nuestros profesores y por el historiador Ricardo Castellano, llegamos, en primer lugar, a la localidad de Brunete. Antes de esto, no obstante, el historiador anteriormente mencionado nos dio una presentación sobre la batalla, sobre su significado dentro del contexto de la guerra y sobre las interpretaciones que se le dan. Gracias a esta explicación y a nuestro previo estudio de la GCE, nuestro posterior recorrido se sustentó sobre una base teórica que nos permitió entender en mayor medida los sitios visitados.
Una vez en Brunete, nos acercamos hasta su Plaza Mayor, la que quedara destrozada durante la Batalla y que fue posteriormente restaurada por Regiones Devastadas, como ilustra una placa. Aún en ella se puede observar el Víctor, un símbolo franquista que representa la victoria.
A continuación, nos acercamos a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, paralela a la plaza. En ella, todavía se pueden observar los impactos de las balas y de los cañones que dispararon contra ella durante la batalla.
Después, nos dirigimos hacia unos bunkers que habían sido construidos por el ejército del Frente Popular en unos altillos, cerca de Villanueva de la Cañada, para divisar el terreno y protegerlo de una invasión por parte de los sublevados. En ellos se plasma la miseria de esos días, puesto que están construidos con materiales pobres, apreciándose incluso un cabecero de cama. Allí mismo se podían apreciar las trincheras adyacentes, hoy en día cubiertas por maleza. La visita a este lugar nos recordó que los soldados vivieron en situaciones antihigiénicas y duras durante el conflicto.
Seguidamente, fuimos a parar a la entrada de la localidad de Navalagamella, donde se encuentra la posición Calvario. Esta infraestructura fue construida por los sublevados para impedir una posible contraofensiva por parte del bando contrario después de la Batalla de Brunete, y se hizo a prueba de proyectiles y bombas. Aunque finalmente no se terminó, pues la entrada del bando nacional a Madrid precipitó el fin de la guerra.
Por último, visitamos Blockhaus 13, la única construcción de este tipo que se llegó a construir, pese a que pertenecía a un proyecto inicial que planeaba la construcción de 22 fortines similares. Esta estructura, una de las máximas expresiones de la arquitectura militar, incluye todo tipo de detalles defensivos que otorgan al lugar una sensación de indestructibilidad.
En el autobús de vuelta, los estudiantes de Historia reflexionamos sobre lo que habíamos visto y llegamos a la conclusión de que la guerra debe dejar de idealizarse, y sobre todo, debe dejar de alentarse. Hemos avanzado mucho como país y hemos conseguido que luchar por unos ideales no signifique mandar a unos jóvenes al frente a matar al que tiene enfrente, a malvivir y a jugarse la vida siguiendo las órdenes de un superior. Por el contrario, hoy en día es posible la convivencia entre distintas ideologías gracias al marco democrático que las ampara. Por ello, es necesario preservar el sistema de país que hemos conseguido después de mucho esfuerzo, y, no olvidemos, después de mucha penuria y de muchas muertes.»