La importancia de estudiar la asignatura de Historia en los colegios
Eduardo De Mesa Gallego, coordinador del Instituto CEU de Estudios Históricos, explica en este artículo en el diario ABC la importancia de estudiar la asignatura de Historia en los colegios:
«Hace poco más de dos años y medio que me convertí en el papá de una preciosa niña, cuya sonrisa vino a iluminar una vida volcada profesionalmente en la musa Clío, la Historia y su estudio. Casi sin darme cuenta ha crecido; en unos meses dará uno de esos pasos que son un pequeño hito en la vida, un pedacito de la historia de cada ser humano.
Será muy pequeña para recordarlo, pero dejará la escuela infantil y pasará al colegio. Estos días atrás, he visitado junto a mi esposa —también historiadora, aunque no practicante— diferentes centros educativos en las cercanías de nuestro hogar. De la mayoría de ellos he salido satisfecho de cómo será la educación que podría recibir, muy alejada de la forma tradicional que nosotros —yo con cuarenta y pocos— recibimos en los 80 y 90 del siglo pasado.
Algo se ha hablado de las asignaturas que cursará en el futuro a medio y largo plazo, aunque quien sabe cuáles serán estas cuando llegue el momento. Pero sí que me he dado cuenta, con mucha desazón, que sobre la Historia nada se ha dicho. Matemáticas, Lengua… pero ¿dónde ha quedado mi amada Clío?
En una sociedad en la que se da más importancia a los sentimientos que a los hechos, el desconocimiento de nuestro pasado ha permitido que se inventen patrañas pseudo-históricas y sean dadas por buenas. Alejar a los niños y adolescentes de la Historia es una excelente manera de negarles el espíritu crítico que deberían tener, y de que sean menos libres. Créanme, soy el primero que está en contra de que la Historia sea un cúmulo de nombres y fechas —en caso de no usarse serán borrados por nuestro cerebro—, pero deben conocer lo que ocurrió en el pasado. Así no podrán ser engañados, tal y como ocurre ahora, ni se les podrá revelar una supuesta realidad que nunca existió.
Mientras, yo seguiré maquinando cómo hacer para que a mi hija le interese la Historia, pero —tal y cómo hizo mi padre conmigo con tanto éxito— siempre desde el respeto, nunca desde la imposición.»