La importancia de los cuentos en la educación emocional de los niños
Los cuentos entretienen, aportan valores y ayudan al desarrollo de las emociones. Son una de las herramientas más valiosos para la educación de los más pequeños y, así, lo manifiestan muchos expertos.
Según el psicólogo Rafael Guerrero, la lectura de cuentos en familia beneficia a niños y a adultos. Señala que “Los niños enseñan a sus padres a leer cuentos con la naturalidad y la magia que el adulto ha perdido hace años. Nuestros hijos nos enseñan a ver el mundo con unas gafas diferentes. Unas gafas limpias, transparentes e inocentes. Nos enseñan a no juzgar y a mirar de manera incondicional a los demás.
Es por ello, que tenemos muchas cosas que aprender y escuchar de nuestros hijos alrededor de los cuentos”. Asimismo, recomienda la lectura en papel frente a los dispositivos electrónicos, porque estos restan imaginación y concentración a los niños. Indica también que “leer cuentos ayudan a los niños a estar más tranquilos, sosegados y mejorar la autorregulación emocional”.
Por su parte, la coach educativa Marga Santamaría apunta que “es importante que ofrezcamos en el hogar modelos adecuados de referencia, por ejemplo en el hábito a la lectura, en la práctica de valores o en la adecuada gestión de las emociones”. Además, leer juntos aporta muchos beneficios a padres y madres, puesto que “los niños y niñas nos ayudan a estar más en el presente, lugar que habitamos poco en estos tiempos que corren, ellos disfrutan del aquí y ahora”.
La lectura trae múltiples beneficios a los más pequeños, según la experta, “desde el punto de vista neurológico, ayuda en el fortalecimiento de las conexiones cerebrales, invitando al lector a pensar, a organizar sus ideas en cuanto a lo que va leyendo y más si luego se comparte lo leído que también implicaría potenciación de la memoria y acrecienta la capacidad de relacionar conceptos”.
Carmen Llopis, autora de material educativo, hace hincapié en cómo la lectura nos ayuda a crear momentos de calidad en familia, que ayudan a los más pequeños a crear estrategias de gestión emocional. Para ello, padres y madres deben actuar como guías, para “enfatizar y dedicar más atención a los conflictos emocionales que puedan aparecer en las historias buscando nexos de unión con sus vivencias y ayudando así a los más pequeños a desarrollar competencias emocionales tan necesarias como la empatía o la resiliencia, entre otras”.
Un proceso de entretenimiento y de distracción
Nuestra Directora, María José Bello, incide en que “son los niños los primeros en motivarse cuando aprenden a leer. Les recuerdan a sus padres, día a día, que ellos ya son “mayores” y por ello cuando terminan de leer un libro, piden otro y otro… ese optimismo lo trasladan a toda la familia y este aprendizaje será vitamina para su desarrollo personal y académico.”
Como bien señala María José, “desde el Colegio, sin complicaciones, se les estimula con Asambleas, cuentacuentos, animaciones de libros, desayunos con personajes…algo sencillo que les divierte, les entretiene y les enseña. El niño en estas actividades se implica, quiere imitar al personaje del cuento. Se crea un ambiente de magia, de fantasía, de leyenda en donde el pequeño desarrolla la imaginación, la creatividad, empatiza con sus compañeros y aumenta su vocabulario. Los padres deben contagiarse de ese optimismo, de esa ilusión y de esa curiosidad por aprender desde edades muy tempranas.”
Nuestra Directora, además, recomienda “que antes de iniciar el proceso de lectoescritura, antes de reconocer las vocales y los fonemas, antes de silabear, los padres deben considerar este aprendizaje como un proceso de entretenimiento y de distracción. Si el niño piensa en la lectura como un juego, se va a divertir mucho más y se aficionará mejor. Probablemente, de mayor será un gran lector y lo más importante, aprovechará cualquier ocasión para leer.”
Un hábito que perdure en la adolescencia
Los cuatro expertos coinciden en que las lecturas deben adaptarse al crecimiento de los niños, para evitar el abandono de este hábito tan positivo en la adolescencia. Asimismo, hay que mostrarles que son complementarios al resto de su ocio, sin restar tiempo a otros medios tan atractivos como pueden ser los videojuegos.
El entusiasmo y el optimismo con los que los niños aprenden a leer y se traslada a toda la familia. Para enfocar el aprendizaje de la lectoescritura es muy recomendable plantearlo como un juego. Por ello, en en el Colegio CEU San Pablo Montepríncipe les estimulamos a través de cuentacuentos, animaciones y otras dinámicas sencillas que les divierten, pero que también les enseñan. Así conseguimos que los niños se impliquen, creando también un ambiente de magia y de fantasía que promueve la imaginación, la creatividad, la empatía hacia los demás, etc.