“Lucía, mi pediatra”, explica en el colegio cómo educar desde la tranquilidad
Lucía Galán Bertrand, pediatra que cuenta con un gran reconocimiento por su sabiduría, coherencia, sensatez y enorme sensibilidad, ha participado en el último EDUtalk del colegio.
Educar desde la tranquilidad
Lucía, que comparte sus conocimientos habitualmente en lucíamipediatra.com, ofreció la conferencia Educar desde la tranquilidad el pasado 22 de noviembre. Frente a ella, un auditorio compuesto por padres y madres, muchos acompañados por sus bebés, a quienes ofreció una hoja de ruta escrita desde el sosiego, la calma y la tranquilidad.
¿Qué son los EDUTalks?
Los EDUTalks son espacios de reflexión dirigidos fundamentalmente a padres y educadores, en los que participan uno o varios profesionales, profesores universitarios, investigadores o emprendedores, todos ellos con brillantes trayectorias consolidadas. En estos encuentros, ofrecen su experiencia y su visión de la educación, así como las habilidades y competencias necesarias para entender y transformar la sociedad.
El juicio es el mayor impedimento de la escucha
En este último Edutalk, la prestigiosa pediatra hizo un recorrido por la vida de los bebés desde el día de su nacimiento, para explicar cómo los papás deben rellenar su “mochila de recuerdos”, ya desde los primeros años de crianza. A fin de que estas etapas no supongan un sobreesfuerzo para los progenitores, ofreció consejos clave tanto en lo relativo a la educación como en lo que respecta a la salud de los pequeños. Con referencia a las decisiones de la pareja en cuestiones como los años de lactancia, la elección del colegio, de las clases extraescolares, etc. destacó que aquellas deben primar sobre las decisiones del entorno: “No todo es opinable, nadie debe cuestionar —ni familia, ni amigos, ni los papás de otros niños del colegio— las decisiones que se tomen en el hogar. Si esas decisiones nos hacen felices, adelante”. Y en referencia a otros padres fue tajante: “No juzgues y no serás juzgado. No hagas sentir culpable a los demás, el juicio es el mayor impedimento de la escucha. Debemos escucharnos más y juzgarnos menos”.
En relación con el día a día, Lucía recomendó practicar “una escucha activa —con los cinco sentidos—, sobre todo en momentos críticos del día. Habló de organizar los desayunos con tiempo suficiente y no estresar a los niños al salir de casa ni de camino al colegio. Igualmente, señaló que los pequeños necesitan un rato de serenidad antes de dormir: “Leerles un cuento, escuchar música, darles un masaje en los pies, compartir historias con ellos… es lo mejor para llenar sus mochilitas de recuerdos”.
Los mocos se cogen en septiembre y se sueltan en mayo
Por lo que respecta a la salud, Lucía tranquilizó a los asistentes con estas palabras: “Los mocos se cogen en septiembre y se sueltan en mayo”. E hizo un repaso sobre los orígenes de las infecciones víricas y bacterianas, destacando que “los virus no se tratan con antibióticos”, para después explicar la función de la fiebre como mecanismo de defensa del cuerpo ante el cual no hay que alarmarse: “La temperatura frena la actividad del virus y lucha contra él; ayuda a activar el sistema inmunológico. Lo importante es quitar el malestar del niño”. Además, recordó que “los niños tienen una media de seis o siete infecciones al año, con hasta tres días de fiebre, siete de mocos y 14 de tos. Hay más de 200 virus que provocan catarros”. Y advirtió: los anticatarrales, descongestivos y mucolíticos no tienen eficacia demostrada en menores de 6 años, y pueden tener efectos secundarios”. Para combatir los catarros, recomendó lavados nasales con suero fisiológico, beber agua (que es un buen mucolítico) y tratar el malestar con parecetamol o ibuprofeno, según convenga el médico”.
Si aplicamos esas recomendaciones, ¿cuándo nos debe preocupar la fiebre? Si el bebé es menor de 6 meses, es preciso ir al pediatra. Si tiene entre 6 meses y 2 años, esperar un par de días, y si es mayor de 2, esperar hasta el cuarto día. “Es importante observar el estado general del bebé: ¿está activo, juega, tiene buen color? Aunque tenga fiebre, no hay que alarmarse. Si su respiración es agitada y tiene fiebre, administrarle paracetamol. Si tiene manchas en la piel que desaparecen al estirarla no hay peligro”, comentó. Pero si no desaparecen, hay que acudir al pediatra.
¿Y qué hacer ante los síntomas de gastroenteritis (vómitos y diarrea)? Lucía recomendó hidratar despacito, unos 5 ml de agua cada 15 minutos, y un poquito de comida natural, en igual periodo, evitando los alimentos procesados y azucarados. “Los niños no deben ingerir más de 17 gramos de azúcar al día”, puntualizó.
Su primera rabieta
Lucía desgranó el funcionamiento del cerebro infantil, destacando que las rabietas son intrínsecas al desarrollo normal de un niño entre los 2 y los 4 años y forman parte del desarrollo de su carácter y personalidad. “No queremos niños sumisos. Los niños con carácter y personalidad fuerte lo pueden tener más fácil en la vida, aunque educarlos sea difícil”. Para lograrlo con éxito, los padres necesitan una hoja de ruta escrita desde la tranquilidad y el equilibrio. En este sentido, Lucía puntualizó que si queremos que nuestros hijos sean autónomos, respetuosos, seguros, decididos y empáticos, debemos marcarles el camino, advirtiéndoles de los peligros y siempre prestando atención a su desarrollo: “Hay que estar ahí incondicionalmente”.
Para esa hoja de ruta se precisa poner límites: “Sin ellos, se convierten en tiranos y autoritarios”, dijo Lucía, para quien “cada conflicto es una oportunidad de aprendizaje. Aprendemos de los éxitos y de los errores”. Y volvió a insistir en que los niños interpretan el estado de ánimo de los papás desde los 3 meses de vida. ¿Cómo poner límites? Siendo firmes, pero cálidos (sin gritarles), y adaptando el mensaje a su edad.
“No juzgues al niño, sino su comportamiento. No le digas eres un desastre, dile la habitación está desordenada; no le digas eres un inútil, porque eso influirá en su autoestima”. Lo mejor, en opinión de Lucía, es expresar cómo te siente cuando ves su habitación destartalada, preguntarle qué ha pasado y utilizar la ironía, “un recurso maravilloso que los propios niños aprenderán a utilizar con los demás para resolver sus propios conflictos”. Junto a ello, Lucía insistió en que no comparemos al niño con otros, pues eso le hace sentir inferior. Y dijo que es importante hacerle pensar diciéndole ¿qué podemos hacer? Y lanzó esta experta a los padres: “Sed positivos”. ¿Y si algo no va bien?: “Convierte tu necesidad en su necesidad. En lugar de chantajearlo, dile: Si no dejas de molestar a los otros en la piscina, nos tendremos que ir”.
Lucía habló de cómo forjar la personalidad de los niños expresándoles nuestra confianza en ellos: “Confío en ti, sé que puedes”. Y puso en valor la importancia del reconocimiento, siempre que haya un esfuerzo detrás: “Reconozco tu esfuerzo y por ello te felicito, le dirás si ha estudiado pero ha suspendido”. Y lanzó un mensaje esperanzador al auditorio: “No te desanimes, la crianza es una experiencia de ensayo-error. Sentirás que no llegas, nadie dijo que esto fuera fácil. Cada niño es diferente, es preciso identificar sus necesidades emocionales —qué es lo importante para él—, para así llenar mejor su mochilita de recuerdos infantiles. Pregunta, siente, comparte”.
Finalmente, Lucía ofreció una batería de ideas implacables:
- Tu hijo no nació para cumplir tus sueños y ser tu “mini yo”, sino para ser un “mini él” y llegar a convertirse en un “gran él”.
- Refuerza sus talentos, en lugar de esforzarte en corregir sus debilidades.
- Acéptale como es y acéptate.
- Permítele ser él mismo y enséñale a sentir, porque sintiendo la vida es mucho más bonita.
- Educad a los niños para que puedan expresar sus emociones.